miércoles, 7 de enero de 2015

El Templo Subterráneo de Naggoob nivel 2

En nombre de nuestro cartógrafo os pido disculpas por el retraso pero al fin tenemos aquí el nivel dos del impío Templo Subterráneo de Naggoob. Gracias a vuestras imaginativas y mortales sugerencias este nivel es un reto letal para cualquier grupo de aventureros. Esperamos que lo disfrutéis. Pronto el nivel 3 y más novedades en Epic Maps...permaneced atentos!!


NIVEL 2

14.-  La puerta marcada con la luna llena conduce a unas escaleras talladas en la caverna que descienden varios metros hasta que tuercen ligeramente a la derecha, donde el pasillo vuele a ser de piedra trabajada. Hay una ingeniosa trampa al final de la escalera: un foso a la vista que es fácil de saltar aunque muy profundo (una caída de unos 20 m); al otro lado del foso una pendiente no muy pronunciada se eleva lo suficiente para poder haceros resbalar hacia el foso, mientras intentáis esquivar…¡la bola de piedra que se desploma sobre vosotros! Si caes al foso y no mueres en la caída no te preocupes la roca al caer al foso por la rampa se ocupará de rematarte (contribución de Antonio -Rolero Rural en Google +).
  15.-La puerta corredera se desliza cuando pasáis frente a ella invitándoles a entrar en una sala de la que sale un resplandor dorado y cálido. En el interior, varias decenas de velas iluminan un sarcófago de dimensiones gigantescas. Del interior de la tumba se eleva una figura dantesca. Se trata de Neg-cal Dauggog, un goul gigante que en vida sirvió como sumo sacerdote de Naggoob. Deberéis hacer frente a este ser muerto viviente antes de continuar, pero cuidado posee el poder de invocar terribles conjuros contra vosotros (contribución de Telmo Arnedo en Google + y Jairo Alonso Miranda en Facebook).
  16.- La puerta de madera está podrida por el paso de los eones y se deshace cuando la tocáis. Da paso a una sala en “L” que parece ser una armería, que conoció tiempos mejores. Los armeros sostienen decenas de espadas de factura muy antigua y a las cuales el óxido a devorado el filo haciéndolas inservibles. Pero entre este amasijo de reliquias oxidadas hay una bella espada que os llama poderosamente la atención. Es una “Hoja de Leng” forjada en un tiempo remoto…o futuro (contribución de Jairo Alonso Miranda en Facebook).
  17.- Tras esta puerta la habitación encierra lo que en otro tiempo fue un almacén de comida, probablemente para los sectarios que habitaron entre estos muros.
 18.-  En esta sala dos grandes candelabros iluminan un altar hecho de piedra negra y pulida, brillante que refleja vuestra cara de estupor al contemplar el impío volumen que reposa sobre un atril. Se trata de Misteriis et Invocationes escrito en un tiempo más allá de la comprensión humana por el sumo sacerdote Neg-cal Dauggog. Cualquier incauto que toque el libro quedará paralizado, pero solo su cuerpo ya que su mente viajará millones de años al pasado y permanecerá perdida en la Oscuridad de Naggoob (contribución de Jairo Alonso Miranda en Facebook).
  19.-  La entrada señalada con la luna en cuarto creciente da acceso a una gran sala abovedada flanqueada por seis enormes columnas talladas en la misma roca del subterráneo. De estas columnas cuelgan los cadáveres putrefactos de anteriores los sacerdotes más poderosos de Naggoob, condenado a seguir sirviendo a su señor. Si no portáis un símbolo impío de Naggoob un rayo de energía negativa os golpea saliendo de los sacerdotes (contribución de Telmo Arnedo en Google +). En el cinto de uno de los clérigos encontráis una bolsa con gemas y una daga ritual forjada en la Perdida Kadath (contribución de Jairo Alonso Miranda en Facebook).
  20.- El acceso a esta sala está custodiado por una criatura imposible que parece haber sido invocada desde algún rincón infecto de los siete infiernos. Una parte parece ser (o haber sido alguna vez) un ser humano o humanoide, mientras que la parte inferior pare una especie de araña con un exoesqueleto quitinoso que supura algún tipo de icor ponzoñoso (contribución de Jairo Alonso Miranda en Facebook). Si conseguís entrar en la sala 20 veréis que se trata de una habitación octogonal con cuatro columnas triangulares que flanquean un enorme pozo. Este orificio excavado en el suelo os deja ver en su fondo la más terrible e insondable oscuridad. Si os acercáis un penetrante olor a podredumbre os golpea, solo unos instantes antes de que os golpeen los 20 tentáculos de un gusano tentacular de las cavernas de Iggna-thuerin. Sus tentáculos acabados en afilados dientes inyectarán un letal veneno a aquel al que hieran. Habéis de tener cuidado pues la sangre y el veneno acumulados en el borde del foso pueden facilitar vuestra caída (contribución de Telmo Arnedo en Google +). Si alguno de vosotros cae al fondo del foso y consigue vencer al gusano tentaculado, que no piense que sus problemas se limitan a salir de allí pues en el fondo mora una colonia de cieno gris (contribución de Ilgrim Hwd en Google +).
  21.- La puerta marcada con la luna en cuarto menguante da acceso a unas escaleras que bajan de manera muy empinada hacia un pasillo levemente iluminado. Pero antes de seguir la puerta se cierra tras vosotros y otro muro de piedra asegura que no saldréis fácilmente de estos pasillos. Solo os queda la posibilidad de avanzar, tomáis aire y antes de que deis un nuevo paso el sonido de varias puerta correderas deslizándose irrumpe en el silencio…seguido de los rugidos de varias criaturas que os anuncian que vuestro destino pende de un hilo (contribución de Jairo Alonso Miranda en Facebook).
 22.- De este habitáculo sale una criatura que se parece lejanamente a un troll de las cavernas pero corrompido por algún tipo de hechicería impía. Evidentemente intenta hacer de vosotros su cena.
  23.-  En esta sala no hay nada salvo los desperdicios dejados por alguna criatura…enorme, suerte que no está. De pronto, algo enorme os golpea pero no podéis verlo, solo sentís el dolor lacerante de sus garras y su aliento pestilente. Debéis enfrentaros a esta criatura invisible.

 24.-   Parece que fue el cuartito donde se refugiaba un grupo de adeptos de Naggoob. Algunos elementos personales pero poco de utilidad o valor salvo unos medallones impíos de Naggoob ocultos en un cofrecillo bajo los restos de un camastro.

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